CALLE JOSE AMADOR DE LOS RIOS
¿Dónde está?
En el dist
rito de Nervión,
entre los barrios de San Roque y San José Obrero, frente los restos arqueológicos de
“Los Caños de Carmona” y empezando en la Calle Luis Montoto hasta la Calle José Laguillo, nos encontramos con la calle Amador de los Ríos.
Es una calle larga y de anchas aceras, con dos carriles que a mitad de la calle se convierte en tres, es una zona residencial de bloques de pisos “bajitos” con mucho comercio.
La calle Amador de los Ríos fue trazada sobre la antigua Huerta de San Agustín en 1900, pero sería en 1916 cuando aparecieron inscritas sus primeras moradas, en un principio de gente muy humilde. No obstante entre 1912 y 1913 se construyó una gran casa en la esquina de José Laguillo y Gonzalo de Bilbao, casa amplia y grande que aún se conserva y, otra en 1918 de estilo regionalista inscrita en propiedad de Juan José Sáez.
¿Pero quién fue don José Amador de los Ríos para que la ciudad le diera una calle?
Don José, español de pro, nacido en Baena (Córdoba) el 1 de Enero de 1816, falleció en Sevilla el 17 de Febrero de 1878.
La influencia de su padre, escultor, debió ser notable, pues sobre todo en su juventud, José sintió interés por el arte, estudiando pintura en Madrid, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, e idiomas, en el Ateneo de Sevilla, escribiendo poesía y novela.
Como arqueólogo vocacional participó en las primeras excavaciones formales de Itálica (1839-1845), escribió una obra que describía la ciudad romana, su historia y la arqueología a hasta ese mismo año. Enamorado de Sevilla, compaginó este trabajo con otro titulado “Sevilla Pintoresca” donde explicaba los monumentos de la ciudad en esa época. También colaboró con su hermano Demetrio, realizando dibujos, en la labor que hizo éste sobre el Anfiteatro de Itálica.
Llegó a ser director de Museo Nacional de Arqueología y, su buen hacer fue fundamental para que el expoliado tesoro visigodo de Guarrazar se devolviera desde Francia. En 1848 obtuvo la Cátedra de Literatura de la Facultad de Filosofía en la Universidad Central de Madrid, llegando a ser decano en la misma en 1857.
Pero su gran interés a
cadémico fue la literatura, se interesó y escribió numerosos volúmenes sobre “Historia Crítica de la Literatura Española”, donde pensaba que existía un gran vacío. Asimismo participó ampliando y traduciendo la parte española de: “Historia de la Literatura del Mundo” de Simón de Sismondi, publicada por primera vez en 1813 en Francia.
Como político perteneció al Partido Liberal y fue un año diputado, también fue Inspector General de Instrucción Pública. Fue el impulsor en la década de los cincuenta de la creación de los institutos de segunda enseñanza en todas las provincias españolas.
Perteneció a numerosísimas organizaciones: La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Ateneo de Sevilla, socio fundador en la Sociedad Geográfica de Madrid, la Real Academia de la Historia, Catedrático en Lengua Extranjera por el Ministerio de Justicia e, importantes instituciones culturales en Baena y Córdoba.
Su obra literaria fue dispar, como novelista y poeta no aportó mucho a la literatura, sin embargo en las disciplinas de arqueología, historia y sobre todo como académico, abrió muchas puertas en la España decimonónica.
Si amplio es su bagaje vital, no es menos significativo el que fuera profesor de alumnos tan importantes como Antonio Cánovas del Castillo, Emilio Castelar, José Canalejas, Leopoldo Alas "Clarín" o Marcelino Menéndez Pelayo, entre muchos otros menos populares. Es conocido que Menéndez y Pelayo se apoyó en los trabajos de su profesor para sus posteriores estudios.
Como se puede ver es de justicia que José Amador de Los Ríos tenga una calle en Sevilla, la cual ayudó a explicar con sus libros, además del amor que profirió a nuestro país, su historia y literatura. Sus restos fueron enterrados en la capilla de la Universidad Hispalense.