En las calles del casco antiguo sevillano se pueden ver una serie de azulejos dedicados al Príncipe de los ingenios españoles, Don Miguel de Cervantes Saavedra.
En algunos de ellos se hacen referencia a tres de las Novelas ejemplares, siendo el primer autor que realiza novelas en lengua española, como él mismo hace notar en el prólogo de las mismas. No son ejemplares moralmente hablando, pues no vamos en ellas a encontrar consejos sobre como salvar nuestra alma, tema muy común en la literatura del siglo de oro, ni los personajes generalmente son modelo de conducta ejemplar; más bien el nombre de las mismas indica un modelo literario a seguir, cuyo primer creador e impulsor fue Cervantes. Y a lo que vamos, en tres de esas novelas ejemplares se hace referencia a nuestra querida ciudad, y no sólo de pasada, sino con referencia a sus calles y plazas de una manera detallada; esas tres novelas son Rinconete y Cortadillo, La Española Inglesa y el Coloquio de los Perros. La inspiración sevillana de sus novelas sin duda le vino al desempeñar el cargo de comisario de las galeras reales de la mal llamada Armada Invencible; dicho cargo llevaba aparejado el de buscar pertrechos con que alimentar la flota, por lo que tuvo que trasladarse a Sevilla, y aunque Cervantes sólo encontró disgustos y despechos en el ejercicio de su función, teniendo que sufrir prisión injusta varias veces, gracias a la observación de la vida cotidiana de la ciudad debemos los más conseguidos personajes de sus novelas ejemplares, y si es cierta la leyenda, en la cárcel sevillana fraguó al personaje que lo haría inmortal, Don Quijote. Y por una felicísima inspiración, en el año de 1915, para conmemorar el cuarto centenario de la publicación de la Segunda Parte del Quijote, el Ayuntamiento de la ciudad decidió colocar unos azulejos en las principales calles y plazas referidas en las citadas novelas. Estos azulejos todavía se conservan hoy en día, y son una invitación al paseo literario por las novelas ejemplares así como por las calles del casco histórico. En la novela ejemplar Rinconete y Cortadillo Cervantes retrata el mundo del hampa sevillana presente en aquella época, pero lo hace de una manera festiva, tratando de encubrir la terrible realidad y miseria que empujaba a muchas personas al margen de la ley. La Sevilla de entonces florecía de riquezas proveniente del oro traído por los galeones de América que se desembarcaba en la ciudad, y al calor de las riquezas aparecían los ladrones, que como leemos en la novela, también tenían su propia organización y leyes, como en un mundo paralelo. El coloquio de los perros es una suerte de conversación que le escucha a dos perros uno de los personajes de El casamiento engañoso, y aunque esta última novela ejemplar no está ambientada en Sevilla, sirve como puerta e invitación al famoso coloquio de Cipión y Berganza. Ambos perros se cuentan sus andanzas y avatares sufridos en su, nunca mejor dicho, perra vida. Y de nuevo debemos agradecer a Cervantes el tono como jocoso empleado en ella; relata las mil y una triquiñuelas que tienen que hacer los perros y sus dueños para ganarse el sustento, pero al contar las miserias de la vida lo hace con humor, el mejor bálsamo para curar los dolores del alma. Debe señalarse que en dos de los azulejos que se refieren a Rinconete y Cortadillo, realmente los episodios sucedidos en ella corresponden al Coloquio. Triste vida la de los perros, que hasta por errores burocráticos le quitan lo que es suyo. Sin embargo, los estudiantes, hoy como ayer, recompensaban a los animalitos dándoles de comer lo mejor que tenían. Hoy un azulejo que hace referencia al episodio de la novela puede verse en la primera sede de la Universidad de Sevilla, en la actual Escuela de Bellas Artes. Justo al lado del convento de Santa Paula se puede ver el azulejo que hace referencia a la tercera novela ejemplar de Cervantes ambientada en Sevilla, La Española Inglesa. En el convento de Santa Paula quería profesar Isabela, viendo que el plazo de dos años que le había pedido su amado caballero inglés llamado Ricaredo se había cumplido. Pero como en las más famosas novelas de aventuras, Ricaredo aparece justo en el momento en que Isabela está a punto de tomar sus votos en el altar del convento, se da a conocer y finalmente se casan. Golpe final de Cervantes, y les pido disculpas por contarles el final de la historia. Finalmente, en la plaza de la Virgen de los Reyes se encuentra un azulejo que hace referencia a unos versos de la comedia nunca representada El rufián dichoso, publicada por Cervantes junto con otras obrillas en su libro Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados. Dichoso tuvo que estar el rufián, al ser canonizado y elevado a los altares. Pero basta ya de contar los argumentos de las obras cervantinas. Adéntrense en ellas y pasarán un rato gustoso y agradable. Sirvan estas humildes líneas como homenaje al Príncipe de los ingenios españoles y a la ciudad de Sevilla, que tan agradecida es con aquellos que saben quererla. Javier Ruiz