"En el Egipto Antiguo, se llamaba a las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma".

Nuestro rincón natural "en otoño"
El otoño, más que disfrutar de las flores, nos deleita, con los distintos coloridos de los follajes.

Dice una de tantas leyendas que la diosa de la tierra y de la agricultura,
Deméter, envió a su hija a pasear por la tierra y el dios del submundo atrapó a la muchacha mientras estaba recogiendo flores y la llevó a su reino.

Cuando salió en busca de su hija perdida, Deméter, su madre, quedó desolada. Entonces murieron todas las plantas y el hambre devastó la tierra.

Por este motivo, y para salvar a su hija, el esposo de la diosa de la tierra (Deméter) hizo un pacto con el dios del submundo para que le devolviera la hija a su madre, pero este solo le permitió salir durante unos pocos meses de cada año.

Así, en esta época de otoño e invierno, dice el mito, nos vemos privados, como su madre, de su presencia, y no hay flores; las plantas duermen a la espera de la doncella, que regresará en la próxima primavera.

Deméter
Cuando entramos en el otoño (primavera en el hemisferio sur), se produce un fenómeno a nivel astrológico llamado "equinoccio".

Veamos algo de este tema, para comprender así por qué se dan las estaciones que tanto modifican la vida de las plantas y de la naturaleza toda.

El
equinoccio es una época del año en la cual el día adquiere una duración igual a la de la noche. Esto quiere decir equilibrio, que la luz y la oscuridad no predominan la una sobre la otra.

El
equinoccio de otoño ocurre entre el 20 y el 21 de marzo en el hemisferio sur, y entre el 22 y el 23 de septiembre en el hemisferio norte; y termina con el solsticio de invierno (alrededor del 21 de junio en el hemisferio sur y el 21 de diciembre en el hemisferio norte).

Sin embargo, a veces es considerado como los meses enteros de marzo, abril y mayo en el hemisferio sur, y septiembre, octubre y noviembre en el hemisferio norte. Se caracteriza por el acortamiento de los días.

Debido a los ajustes de fechas por las duraciones distintas de los años (a lo cual se debe la inserción de años bisiestos), la hora exacta del equinoccio varía cada año.

En
ambos hemisferios, el otoño es la estación de las cosechas, por ejemplo, del maíz y el girasol.

En literatura, el otoño, en sentido figurado, representa la vejez.

Durante el otoño, las hojas de los árboles caducos cambian y su color verde se vuelve amarillento y amarronado, hasta que se secan y caen ayudadas por el viento, que sopla con mayor fuerza.

"Seamos lluvia serena y mansa que llega profundamente a las raíces, en silencio: nutriendo".

Los colores propios de esta estación (en varias partes del mundo) son los rojos, anaranjados, dorados, marrones y violetas, que permiten sintonizar con las energías de este día.

Muchas son las deidades veneradas: Mabon y su madre Modron, Thor, Hermes, Deméter, Perséfone, Hades, Baco...

Además, los árboles comienzan a dorarse. Poco a poco, la Naturaleza nos ofrece un auténtico espectáculo de color que invita a la relajación, al descanso, antes de que comiencen los duros meses de invierno.


Nuestro conocido poeta Amado Nervo, en una de sus poesías, de la cual he tomado algunos trozos, nos dice, refiriéndose a esta época del año...

"...¡Oh, sutil aire lleno de arbóreas
emanaciones!, ¡Oh, cielo límpido que se descubre
de mis ventanas!; ¡Oh, loca esencia de mis marmóreas
varas de nardo (nieve olorosa del mes de octubre)!

Y en cada brote, flor o retoño,
cierta solemne gracia tardía
que nos murmura: '¡Soy el otoño! Soy el otoño
lleno de sana melancolía...'

Pasó el verano que hace a la virgen tan seductora;
pasó el impulso febril que sexos y almas agita;
ya del silencio contemplativo llegó la hora...
Piensa serenamente en el arcano, ¡calla..., medita!".

(Tomado del libro Serenidad, de Amado Nervo, poesía "Llegó el otoño").

En esta época del año, con el frío, la mayoría de los vegetales empiezan a dormir para esperar la próxima primavera, pero algunos, que de alguna manera en épocas de calor estuvieron adormecidos, en estas épocas frías se despiertan, para brindarnos follaje, flores y colorido.

¿Qué hacer con las plantas que se disponen a dormir, en nuestros jardines y balcones, con la llegada de los primeros fríos, y lejos de su hábitat natural?

Ellas, en principio y en general, perderán el follaje (son de hoja caduca y algunas de hoja perenne lo conservarán), y sus hojas tomarán otras tonalidades distintas. Pero estos arbustos y árboles "ya saben cómo arreglárselas solos".

En cambio, aquellas que son plantas de bulbos, o rizomas, nos conviene sacarlas cuando el follaje esté totalmente seco. Encontraremos, junto a los bulbos y rizomas que plantamos el año anterior, otros más que son el fruto de la reproducción de estos.

Los más pequeños los dejaremos unidos al bulbo principal, y los más grandes los separaremos del principal y, así, para la próxima primavera tendremos más plantas.

Estos bulbos o rizomas, los debemos lavar, sacando con cuidado toda la tierra que se les ha pegado y, en una bolsa de soga, género, pero nunca de plástico, los colgamos en un lugar oscuro y protegido, pero que tengan aire, a través de su envoltorio.

También podemos envolverlos en hojas de periódico hasta la próxima primavera.

Hay rizomas resistentes, como los del dondiego, que se las arreglan solos; no es necesario hacer nada más que recordar en qué lugar de nuestro jardín están, pues desaparecerán por completo para comenzar a brotar en los comienzos de la primavera.

¿Qué haremos con las pequeñas plantas?
Hay otras plantas que se llaman anuales o bianuales, pues hacen todo su proceso en un año (o a lo sumo, en dos), crecen de una semilla, hacen su follaje, nos dan sus flores, luego las semillas y, luego, se secan, dejándonos en sus semillas la nueva vida para las épocas cálidas.

Para dar un ejemplo general, en el caso de las clavelinas, juntas sus semillas. ¿Cómo? Debajo de cada pétalo hay unas cuantas dentro del cáliz de la flor.

Si esto te suena engorroso, solo junta sus flores secas, de la misma forma que los bulbos las guardas, pero en este caso puedes usar un frasco (destapado o con agujeritos en la tapa), pero mira que siempre el lugar sea seco y aireado.

Al llegar los primeros calores, remueves un poco la tierra donde las sembrarás y, deshaciendo esas florecitas secas, frotándolas dentro de las palmas de tus manos, las extiendes y las tapas con una pequeña capa de tierra.

En el caso de los arbustos y árboles que no podrás sacar, o frutales de verano, plantas que quedarán y que sufren el frío, cubrirás la tierra junto a sus troncos con paja (pasto) seca, y de ser posible, con un poco de nailon (hablando de pequeñas plantas y arbustos que, por estar en el suelo, no podrás mover), aunque si, de tanto en tanto, quitas en algún día soleado el nailon para que se aireen, mejor.

Nuestras abuelas, sobre todo junto a los limoneros, cítricos y demás frutales, colocaban tiestos llenos de agua...

Así la planta no se helaba y moría, pero no es un milagro Físicamente, el agua, al empezar a tomar la temperatura fría del ambiente, libera energía calórica, lo suficiente para que se congele el agua y no la planta.

Todo tipo de gardenias, jazmines, helechos, etc., no pierden sus hojas. Entonces, tienes que ayudarlas para que el frío no las dañe. Si están en macetas, trata de ponerlas en un lugar protegido donde le dé la luz, pero que otras plantas más grandes y resistentes al frío las protejan con su follaje.

Respecto a esta época fría del año, casi nada de riegos, tanto en las que tienes en el interior de tu casa como en las que tienes en el balcón o jardín.

Cuando riegues, que no solo sea un día soleado, trata de no mojar su follaje. A aquellas que duermen y que han perdido sus hojas, no las riegues.

Si tú riegas una planta estás enviando agua a sus raíces, y luego, por la noche, esa agua se enfriará y le transmitirá a sus raíces todo ese frío que la planta está evitando a la intemperie.

Para las que tienes en un interior, ya sea de tu vivienda o jardín de invierno, o a la protección de las lluvias y nevadas en una galería, no te excedas con el agua, por más que veas la tierra seca.


Es con el agua con la que terminamos muchas veces con nuestras plantas. Todo en su justa medida, y te irá bien, ni poca ni en exceso. No olvides rociar sus follajes con un rociador, solo a las que tienes dentro de tu casa, sobre todo por el calor seco de las lozas radiantes, calefactores, etc.

En resumen, casi nada de agua, mucho rocío de agua para las que tienes dentro, y no olvides a las que duermen, cuida de sus sueños, que ellas te responderán en la primavera con sus fragantes flores y coloridos follajes.

No uses en épocas frías, para las especies de verano, abonos, ni químicos, ni orgánicos. Solo úsalos para aquellas que son de la época fría.

O para aquellas que tienes en el interior de tu casa. A estas las llamamos de interior, pues vienen de países tropicales.

Si cuentas con alguna terraza o galería, trata de juntarlas, para que ellas se protejan mutuamente, en pequeños grupos en donde la humedad y la temperatura sea compartida y menos fría.

Si nada de esto puedes hacer, solo contempla, míralas con pasión y desecha la compasión por ellas. Las más fuertes sobrevivirán.

Renace tú como un rosal lo hace cada primavera y no te dejes morir por las inclemencias de tu vida. Arrímate a tus padres, a tus hermanos y así, como las plantas, compartirás la calidez.

No olvides que todo es cíclico y que tu primavera también regresará, así como las rosas en tu rosal. Busca en este invierno la "primavera de tu vida", pues llega para todos y por igual; anímate a florecer y a dar tus frutos, que nunca es demasiado tarde.

Aquí, una pequeña lista de las plantas más comunes que nos dan flores en estas épocas de frío, o nos brindan, por ser de hoja perenne, el colorido de su follaje.

Estos géneros pertenecen a la familia de las
Amarilidáceas, próxima a las Liliáceas y las Iridáceas, formada por unos noventa géneros y mil doscientas especies.

Otras plantas conocidas de esta familia son el narciso, la "campanilla de invierno" y la clivia.

Campanilla de invierno: nombre común de un género de herbáceas bulbosas y rústicas. Son plantas vivaces nativas de Europa y el oeste de Asia.

El género se caracteriza por los escapos o tallos florales sin hojas y macizos con flores La campanilla de invierno se cultiva por las flores aisladas, fragantes, de color verde y blanco, que se abren al principio de la primavera, muchas veces mientras el suelo está cubierto de nieve.

Tiene hojas parecidas a las de las gramíneas. La planta crece hasta alcanzar unos 30 cm y se cultiva mucho en jardinería; la flor es olorosa.

En el Mediterráneo oriental crece una especie de mayor tamaño.

Clasificación científica: la campanilla de invierno forma el género
Galanthus. La campanilla de invierno común es la especie Galanthus nivalis y la campanilla gigante, Galanthus elwesii.

Eléboro: nombre común de las plantas de un género de la familia de las Ranunculáceas. Las flores tienen de ocho a diez pétalos tubulares inconspicuos. El eléboro verde forma flores amarillas al final del invierno al aire libre.

A veces se cultiva en jardinería. El eléboro negro, más común, forma grandes flores blancas al aire libre, a mediados del invierno o principios de la primavera.

Clasificación científica: los eléboros forman el género Helleborus.

Majuelo: nombre común de las plantas de un género de pequeños árboles de la familia de las Rosáceas.

Los majuelos son nativos de las regiones templadas y se cultivan mucho para formar setos.

Tienen ramas densas, armadas con espinas agudas; hojas simples, irregularmente dentadas, que en otoño adquieren colores muy vivos; frutos pequeños, rojos, que permanecen en la planta durante todo el invierno, y flores blancas fragantes.

Los majuelos son de origen europeo. Tienen propiedades medicinales tranquilizantes, así como el tilo, valeriana, lúpulo o naranjo.

Clasificación científica: los majuelos pertenecen a la familia de las Rosáceas (Rosaceae)

Melojo, también rebollo. Árbol pequeño perteneciente a la familia de los robles, que se caracteriza por sus raíces superficiales que generan retoños.

Esta fagácea se encuentra sobre suelos silíceos en Francia, la Península Ibérica y Marruecos. La copa es irregular, muy ramificada. La corteza, oscura.

Las hojas son aterciopeladas, sobre todo por el envés. Ya secas, se mantienen en el árbol durante el invierno.

Las flores masculinas forman inflorescencias colgantes, y las femeninas aparecen aisladas o en pequeños grupos.

Clasificación científica: el melojo pertenece a la familia Fagáceas.

El muérdago común aparece con frecuencia en el folclore y las prácticas religiosas de la Europa precristiana.

Se le han atribuido poderes mágicos y se ha usado para curar la esterilidad y como antídoto de venenos. Todavía hoy se coloca como adorno navideño, y aún se mantiene la costumbre de besarse bajo una rama de muérdago.

Clasificación científica: el muérdago pertenece a la familia de las Lorantáceas (Loranthaceae).

El muérdago europeo es la especie
Viscum album.

Liliáceas: nombre común de una familia formada por más de 250 géneros y unas 4000 especies de plantas, en su mayor parte herbáceas, muchas de ellas con flores vistosas.

Pertenecen a ella numerosas plantas cultivadas como ornamentales, entre las que destacan tulipanes, azucenas, narcisos, jacintos, azucenas tabacales y el género Amaryllis. Son, por lo general, plantas provistas de rizomas, bulbos.

También puedes preguntar en tu vivero de confianza por las siguientes especies, que en esta época fría, alegrarán tu jardín.

Azalea indica: florece en invierno y primavera, es perenne.

Aloe Variegata: tiene la hoja colorida.

Cacti: resiste de 7 a 10º, florece en primavera, verano y otoño.

Codiaeum Variegatum: hojas coloridas.

Cyclamen persicum: es de bulbo, florece en invierno y primavera.

Fatshedra lizei: trepadora, para cubrir muros.

Freesia Vars de bulbo: florece en invierno, primavera y verano.

Hyacinthus orientalis: de bulbo, florece a fines del invierno, flor perfumada.

Jasminum polyanthum: trepadora, florece en primavera-invierno.

Lilium spp: es de bulbo, florece en otoño, con flor perfumada.

Narcissus vars: de bulbo, florece con flor perfumada en invierno y primavera.

Primula spp: de bulbo, florece en primavera e invierno.

Tulipa vars: es de bulbo, florece a fines de invierno.


Árboles que florecen en otoño

Durante el mes de septiembre
Albizia julibrissin
Aralia elata
Ligustrum lucidum
Magnolia grandiflora
Magnolia virginiana
Sophora japónica

Durante el mes de octubre
Arbutus x andrachnoides
Arbutus unedo

Durante el mes de noviembre
Arbutus x andrachnoides
Arbutus unedo
Prunus subhirtella

(Raul Faramiñán Gilbert).

Violeta
Es un color de transición que da fin al ciclo de los colores visibles para despertar de nuevo a lo invisible, a la unidad de la luz primera, como un círculo que se cierra.

Compuesto de la fusión del azul y el rojo, une la acción y la reflexión, modera el deseo e invita a la meditación serena, previa al mundo elevado de los sueños, al periodo de descanso necesario para recapacitar y poder volver de nuevo con una mejor preparación a comenzar otro ciclo.

El índigo (matiz intermedio entre el violeta y el azul, no un color verdadero como los otros seis) y el violeta son los colores del renunciamiento, de la abdicación para lograr un estado arquetípico ideal para el que aún no estamos preparados.

Son los colores de la metamorfosis del alma, que va transmutándose al atesorar experiencias en cada una de sus etapas atrapada en la materia.

El violeta es el cordón umbilical que une lo visible y lo invisible, la realidad y los sueños, la materia y el espíritu. Es el puente por el que cruzamos a la otra orilla de la vida, cambiando de dimensión sin desligarnos de ella.

Correspondencias: estados de renuncia, de poder interno, espiritualidad, transmutación. El índigo y el violeta son colores nocturnos, femeninos y pasivos. Su estación propia es el otoño; su metal la plata, y la violeta su planta.

Tiene, entre sus aspectos negativos, la melancolía, la somnolencia, la fantasía y las obsesiones, y en lo positivo, la obediencia y la templanza.

Un toque de violeta es necesario para renovar fuerzas, para hacer un alto en el camino.

Un toque de violeta nos puede servir para reencauzar senderos torcidos, para encontrar el verdadero sendero con la conciencia y la tranquilidad del que ya ha aprendido algo, del que ha encontrado el auténtico sentido de la vida y, por ello, se le ve y se siente siempre feliz.

"El equinoccio de otoño, astrológicamente, en este momento el Sol entra en el signo de Libra y el día y la noche igualan su duración".

Los trabajos del aprendiz
"No es el otoño no, quien a los árboles
arrebata sus hojas, son ellos,
son los árboles mismos quienes ceden
sus hojas a los vientos...

Los árboles desdeñan
la estéril pompa del follaje muerto,
y con viril austeridad, aguardan
desnudos los rigores del invierno.

Alma mía; estos árboles desnudos
sean para ti ejemplo.

Renuncia como ellos a lo vano;
despójate como ellos de lo viejo.

Si en ti muere una idea, para siempre
arráncala de ti y échala al viento.

¡Porque son los cadáveres de ideas
la estéril pompa del follaje muerto!

No finjas pensamientos que no pienses.

No sientas con fingidos sentimientos,
antes que así desnudo
resiste los rigores del invierno.

¡Que al cabo tornará la primavera
y a ti también te vestirá de nuevo!".
(Roberto García Fortoul).

Fuentes:
http://www.nuevaacropolisgranada.org
http://www.acropolis.org.mx
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"Los problemas no se resuelven dándoles la espalda; al contrario, así les dejamos la posibilidad de atacarnos por atrás" (Jorge Ángel Livraga).

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