En el Museo Arqueológico de Sevilla se encuentra una pequeña estatuilla de bronce de una mujer desnuda sedente. En el pedestal que le sirve de soporte se narra, en caracteres fenicios, que es un exvoto dedicado a la diosa Astarté

agradecido porque, y cito textualmente, “Ella ha escuchado la voz de su plegaria”. Enfrente de la estatuilla puede verse una réplica del tesoro del Carambolo, realizado en oro, formado por varias piezas de bella factura y cuyo original se encuentra en el Museo Arqueológico de Madrid. Ambos fueron hallados en el yacimiento del mismo nombre en una serie de campañas arqueológicas de José María de Carriazo. En un principio, Carriazo supuso que el Carambolo era un simple poblado, y el lugar donde se halló la estatua lo identificó como un “fondo de cabaña”, pero tenía serias dudas al respecto, ya que la misma naturaleza del tesoro y las cerámicas halladas en el lugar, de bellísima factura, hacen dudar sobre su inicial atribución, y así han ido corrigiéndose en sucesivas campañas arqueológicas sobre el mismo lugar.

Hablando del lugar, El Carambolo se encuentra en el término municipal de Camas, justo al comienzo de la meseta del Aljarafe, en lo alto de una colina desde la cual se domina toda Sevilla, prácticamente como si fuese un acantilado. Teniendo en cuenta que la estatuilla se fecha alrededor del siglo VII a.C., hay que situar el poblado en su entorno natural de aquel entonces; lo que se puede hacer gracias a los estudios paleográficos del llamado “Proyecto Costa”, realizados por el Instituto Arqueológico Alemán, de manera que si hoy en día la costa más cercana se encuentra a unos setenta kilómetros, en las playas de Matalascañas, en aquel entonces el acantilado del Carambolo caía prácticamente a pico sobre el mar interior que los romanos llamaron “Lacus Ligustinus”, el amplio golfo que fue colmatándose por los aluviones del río Guadalquivir y que hoy en día son las inmensas llanuras de la marisma sevillana.

Y naturalmente, al pié de ese acantilado se hallaría nuestra querida ciudad de Sevilla, entonces llamada por los fenicios Ispal, como lugar de encuentro entre los barcos fenicios que remontaban los estuarios del gran río de Tartessos, hasta el último lugar donde entonces y todavía hoy en día pueden llegar los grandes barcos sin encallar.

Volviendo al yacimiento, A. Blanco reconoció el “fondo de cabaña” como un lugar de culto semejante a los que pueden hallarse en las primitivas culturas del mundo Egeo, en el Mediterráneo oriental. También se encontró una pila de piedra de uso litúrgico, y un conjunto de piedras de culto conocidas en todo el mediterráneo como “betílicas”, y asociadas al culto de Astarté. Todo ello, junto con el hallazgo del tesoro, que se piensa que adornaría el ropaje litúrgico de algún sacerdote, hace que el Carambolo actualmente ya no se identifique como un simple poblado, sino como un santuario de la diosa Astarté. Por añadidura, está situado en un punto de lo que entonces era litoral marino, y a cuyos pies se encontraba Ispal, importante como centro comercial.

Recordemos quien era la diosa Astarté; es una diosa fenicia cuyo nombre deriva de Aster, estrella de la mañana entre los fenicios. Es la adaptación fenicia de la diosa babilónica Isthar, “Diosa de la mañana y del atardecer”, a la cual se le asociaba la luna y el planeta Venus. Al mismo tiempo en el plano terrestre era la Diosa del amor y de la sexualidad. Aunque se refieren a ella como la virgen Astarté, en la mitología tuvo muchos amantes. Pero al lado del aspecto amoroso y protector se halla el carácter guerrero, ya que también recibía culto como diosa de la guerra. Los profetas del Antiguo Testamento la llaman “Reina de los Cielos”, y “Esposa del Sol”, como si fuera la verdadera soberana del mundo. Y tanto en el mundo babilónico como fenicio y griego, a la Diosa del Amor tenía como animal sagrado una paloma blanca.

¿Todos estos atributos no les son familiares? ¿Nunca han oído hablar de una Virgen que dio a luz un Hijo, de la reina de los cielos, de la blanca paloma? ¿Acaso no saben que la Patrona del Arma de Infantería es la Inmaculada Concepción? ¿No se encuentra en el manto de la Virgen del Rocío una luna a sus pies? Todos son atributos que hoy en día se atribuyen a vírgenes cristianas, y sobre todo a la Reina de las marismas, la Virgen del Rocío.

El santuario de la Virgen del Rocío se halla al lado de la pedanía de Matalascañas, en las playas del litoral onubense, y en el término municipal de Almonte. Un punto costero no muy diferente del que en el siglo VII a.C. albergó el santuario de la diosa Astarté, de origen fenicio. Posiblemente su destrucción y posterior abandono se produjo con la caída del Reino de Tartessos, que fue asolado por los cartagineses para que no fuese su rival en términos comerciales.

El autor de estas líneas sostiene la opinión de que de alguna manera los cultos paganos se cristianizaron al caer el Imperio Romano, pero que mantuvieron ocultas sus características y sus raíces continúan vivas, ya que la necesidad de religión es la misma hoy en día como hace veintiocho siglos. Que de alguna manera que para nosotros los humanos es misterioso, los dioses se “cambian de ropa”, pero siguen siendo los mismos y continúan velando por la Humanidad y por todo el Universo.

Javier Ruiz

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